El 13 de agosto de 1926 en Birán, en la zona oriental del país, nació un niño al que nombraron Fidel Alejandro Castro Ruz, en el seno de un hogar hecho al bien, con holgura económica para satisfacer las necesidades de la familia.
En ese medio el pequeño crecería con dotes por la justicia y la libertad de los pueblos, un revolucionario, quien con su ejemplo de lucha, paciencia, constancia y desprendimiento desinteresado, inicia una larga marcha con pasos de gigante.
Entre otros hitos relevantes, llega a la universidad del país como estudiante inteligente del Colegio de Belén de Santiago de Cuba, Cayo Confite y el Bogotazo, donde contacta con Eliecer Gaitán, un líder progresista, en poco tiempo comienza su carrera militar y política con el asalto al cuartel Moncada.
Luego de retornar de Colombia, Fidel reanudó los estudios universitarios sin cejar en la lucha revolucionaria contra los gobiernos corruptos de Grau y Prío y otros males existentes en el país.
Era ya un destacado representante de la pujante juventud del Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo), fundado en 1947 por Eduardo Chibás. Su nombre, su palabra y su acción se reflejaban por la prensa en diversos acontecimientos de la época, como el repudio al ultraje de la estatua de Martí en el Parque Central, la lucha contra la corrupción y el gansterismo, las reivindicaciones estudiantiles y la defensa de diversas causas justas, ya en su condición de abogado.
Fidel, inspirado en las ideas de José Martí, el Mártir de Dos Ríos y Apóstol de la Patria, después de cumplir condena en prisión, parte en noviembre de 1956 con 82 Quijotes desde México hacia Cuba para derrotar a la tiranía que asfixiaba al pueblo, para la lucha por su verdadera independencia y por la emancipación de Hispanoamérica, lo que parecía imposible, o una locura de José Martí: ¡Detener al gigante imperialista de las siete leguas!
En 1891 Martí escribió un artículo titulado “Nuestra América”: “(…) ¡Los árboles se han de poner en fila para que no pase el gigante de las siete leguas ¡Es la hora del recuento y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado como la plata en las raíces de Los Andes”.
Pero no fue sino hasta el Primero de Enero de 1959 que triunfa la Revolución cubana, comandada por Fidel, que esta idea de Martí, comienza a ejecutarse. Cuba fue el primer árbol en este continente que se colocó en la primera fila de combate para detener al gigante de las siete leguas, después del Moncada de pie. Honor a quien honor merece.
I
Hay algo de realidad
en esto de la partida,
porque dejaste la vida,
entraste a la eternidad.
Puertas de inmortalidad
se te abrieron Fidel Castro.
Y como dejaste un rastro
de luz en tu trayectoria,
eres en cielo de historia
hoy el más brillante astro