La casa mágica

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    La casa mágica

    La curiosidad periodística ha querido llevarme al privilegiado lugar que es la casa de Guille (José Guillermo González)  y Mery (María Antonieta Espinosa Suárez), construida hace casi un siglo.

    En aquellos tiempos el inmueble era joven, pero no tenía los encantos de hoy, porque  no se escuchaba el trino de las aves, ni se veía el zunzún que llega todas las tardes, a la misma hora; ni las más de 400 variedades de flores que envuelven la casa mágica.

    LA VIDA Y LOS SUEÑOS

    Hace muchos años, Guille y Mery soñaron con la creación de una especie de mundo único: “un jardín donde pudiéramos recrearnos, y que me reconciliara con aquel pasado, cuando le regalaba flores a mi novia, la misma que tengo a mi lado desde hace 51 años.

    “Sembré mi primera planta, una mata de anón. Después logré otras, sin tener conocimiento de botánica, solo con la experiencia que me dio la dedicación. Hoy, entre la gran diversidad de plantas,  existen 160 variedades de orquídeas, desde la Paphiopedilum, también llamada Zapatilla de Damas o Sandalia de Venus, las pertenecientes a la familia de las cattleyas, Flor Nacional de Venezuela; hasta la llamada Bella Lorena, un híbrido obtenido por un científico cubano, a partir del cruce entre dos especies de orquídeas,  Spathoglottis Plicatta y Spathoglottis Kimballiana.

    “He aprendido que la familia de las orquídeas es la que mayor número de especies comprende en el reino vegetal, porque se estima que en el mundo debe haber unas 35.000 especies, pertenecientes a unos 750 géneros, además de los híbridos que cada año son registrados en la liiteratura.

    “La mayoría de ellas proliferan en climas tropicales y subtropicales: Nueva Guinea, Colombia, Brasil, islas de Borneo y Java, Cuba... Pero su distribución es amplísima por el Mundo, exceptuando los desiertos de extrema sequía, los polos y las zonas de montañas muy altas”.

    Con el abono del sudor cotidiano mantiene el patio de plantas ornamentales, primero de su tipo en el país en ser declarado de Excelencia por el Grupo nacional de la Agricultura Urbana y Suburbana, categoría que subió en el último recorrido a la de Triple Excelencia, máxima distinción otorgada por ese Grupo.

    Guille, el emprendedor, siempre está presto a desandar largos caminos en busca de lo nuevo o, simplemente, de las flores que no tiene en su patio. Ha llegado hasta Tope de Collantes, La Habana o Pinar del Río a encontrarse con alguna flor que, si no logra traer, las intercambia, “pero casi siempre regreso con algo nuevo”, asegura.

    “Aquí también nos visitan muchos niños que pertenecen a los círculos de interés vinculados al cuidado de la naturaleza y les explico sobre la urgencia de cuidar cada planta, porque es como cuidar la vida del planeta tierra, muy maltratado en los últimos años. Ellos dicen que el patio es un jardín botánico en miniatura”.

    El tiempo pasa entre historias y anécdotas: “todavía recuerdo aquella flor de pascua que recorté cuando no era el momento. La muerte fue el premio al atrevimiento. Desde entonces estudio botánica y leo cuanto material me cae en las manos que hable de las plantas y, especialmente, de las flores. Me supero porque me doy cuenta que el secreto de hacerlo bien no solo está en los años invertidos en cada nueva cruzada, ni en la dedicación, si no en el conocimiento”.

    EL PATRIMONIO CONSERVADO

    Jamás Guille ha dejado de repetir que todas sus flores son bellas. Solo cuando se le insiste habla de la llamada Ave del Paraíso o Estrelitzia Reginae, conocida también como Flor de pájaro, Pájaros de fuego, Flor de la grúa, o Flor de pajarito: “es la más cautivadora de todas”.

    Quienes traspasan el umbral de su hogar, reciben el aire ecologista, mezclado con el perfume de las flores, una de las razones por la que obtuvo el reconocimiento Por su aporte a la conservación de la biodiversidad, según un diploma otorgado por el Ministerio de Ciencias, Tecnología y Medio Ambiente.

    Destaca, además, el excelente estado en que se mantiene una de las viviendas más antiguas del batey, tanto que en el 2007 el Consejo Nacional de patrimonio Cultural le entregó a la pareja un reconocimiento en virtud de la importancia que reviste la conservación de la estructura de madera asociada al patrimonio industrial azucarero.

    A todo cuanto sucede en esta especie de micromundo da prioridad Guille, auxiliar de oficina, trabajador bancario, machetero, alfabetizador, miliciano cuando la crisis de octubre; trashumante y multifacético, convencido de que nada seduce tanto como las flores.