Para Viviana Martínez Cárdenas los días suelen empezar muy temprano y acabarse cuando casi comienza el otro. Su teléfono móvil puede llegar a sonar tanto, que ni ella misma se atreve a hacer un aproximado de cuántas veces en un día lo contesta.
Lo verdaderamente extraño sería que no fuera así, si hablamos de quien ha sabido cogerle el paso a un ritmo de vida, donde “Vivi, la delegada”, “la presidenta”, “la tía” que reclaman los más pequeños de la familia, y ahora, la candidata a diputada a la Asamblea Nacional del Poder Popular —por el municipio Ciego de Ávila—, coinciden en perfecta armonía.
Quizás, treinta años atrás, cuando recibía su título de arquitecta, ni siquiera podía imaginar la mitad de las responsabilidades que ha ido sumando a lo largo del camino, las mismas que la han llevado a dirigir desde un proyecto del otro lado del peaje hasta una empresa, o ha impartir clases a los muchachos de la universidad. Un andar al que le han sobrado golpes de la vida, pero no le ha faltado voluntad para seguir adelante, y en el que “el hacer por los demás” ha sido máxima que llegó para quedarse.
Bien lo saben los vecinos de la circunscripción No.13 del Consejo Popular Centro Ciudad, en el municipio cabecera, que, en las más recientes elecciones de los delegados a las Asambleas Municipales del Poder Popular, dijeron “Vivi tiene que seguir con nosotros”. Y la confianza, nacida desde 2014, cuando la nombraron por primera vez como delegada, solo ha ido a más en tantos años, en los que, sobre sus hombros que han soportado también el peso de los problemas de toda una comunidad que ha podido contar con ella a deshora.
Desde el agua que no cae, la distribución de los productos de primera necesidad, hasta la preocupación por el joven que abandona los estudios, todo ha encontrado oídos y, en varias oportunidades, respuestas, en una casa cuyas puertas siempre han estado abiertas. Así ha sido, y lo será, asegura, porque “el delegado se convierte en un confesor del barrio. Nuestra labor no puede ser solo un día que tú tienes atención a la población. El delegado es abordado en cualquier momento y para cualquier situación”.
Dedicación ha sido la clave para llevar a la medida justa el trabajo profesional sin descuidar a la circunscripción, que, “aunque es difícil se logra, sobre todo cuando una siente que lo que está haciendo es por el bien común de todos. Las personas ven en ti a quien le puede resolver el problema, y eso es una gratificación”.
No muy diferente sería el regocijo cuando, en diciembre del pasado año, los 124 delegados de la capital provincial la elegían como presidenta de la Asamblea Municipal del Poder Popular, y ella acababa impresionándose, pues “no pensé que todo el mundo pudiera tener ese nivel de reconocimiento a mi labor como delegada”.Un reconocimiento que llegó de la mano de un compromiso mucho mayor al de antes y que le dio un vuelco total a la rutina diaria.“A partir de que asumes esta responsabilidad no hay día, no hay hora. Los problemas del pueblo están perennes ahí”.
Si con “un tiempo cada día más corto” termina agenciándose las para cumplir con todo (s), ha sido gracias, también, a una familia que ha dado apoyo sin poner reparo alguno. Sin ellos nada sería igual, por eso no se perdona ir a la cama sin antes pasar a ver a sus sobrinos pequeños, que la extrañan tanto como ella a poder compartir más momentos con los suyos.
Fue esa entrega y ese compromiso con hacer los que destacaran en los plenos de las organizaciones de masas que la propusieron como candidata a diputada a la Asamblea Nacional del Poder Popular, en su X Legislatura. Sin embargo, de resultar electa el próximo día 26, no será esta la primera vez que tome asiento en el Parlamento, dado que en la VIII Legislatura, llevó hasta el máximo órgano legislativo el sentir de los de esta tierra.
No por ello deja de sorprenderla la confianza que han encontrado los candidatos a diputados en los lugares a los que han llegado por estos días, desde un diálogo donde, a la par de los problemas que no faltan en cualquier comunidad, ha salido a relucir, de igual manera, la certeza de “quienes sienten, y creen, que vamos a saber representarlos”.
Aunque el próximo 26 de marzo las urnas tienen la última palabra, hace mucho que Viviana interiorizó que sin ese vínculo poco podrá lograrse, porque “para llegar al pueblo, hay que sentirse pueblo y ello implica saber lo que este quiere, lo que necesita y lo que siente. Eso es lo que hace un verdadero diputado”.