A propósito del 41 aniversario de INVASOR, que celebraremos el venidero 26 de julio, ponemos a disposición de nuestros lectores la tercera de un conjunto de crónicas que, a partir del 19 de marzo de 1994, reflejaron en las páginas del órgano del Comité Provincial del Partido en Ciego de Ávila, aspectos significativos de su fundación y desarrollo.
A propósito del 41 aniversario de INVASOR, que celebraremos el venidero 26 de julio, ponemos a disposición de nuestros lectores la tercera de un conjunto de crónicas que, a partir del 19 de marzo de 1994, reflejaron en las páginas del órgano del Comité Provincial del Partido en Ciego de Ávila, aspectos significativos de su fundación y desarrollo.
En la casona de Independencia*
Durante ocho o nueve meses —día más, días menos—, la añosa casona que hoy es la sede de la Galería Provincial de Arte, en la capital avileña, fue el cuartel general del entonces bisoño ejército de soldados de la pluma que conformarían el staff de este periódico.
Allí, se armó un intento de redacción sui géneris: oficinas para la dirección y los archivos, distribución del personal atendiendo a los diferentes grupos: económico, político-ideológico, corresponsales y colaboradores, deportes, cultura…
A la par fueron apareciendo los buroes y algunas máquinas de escribir, se montó un pequeño laboratorio fotográfico, un almacén y hasta un alberguito, donde podían pernoctar quienes vivían en Morón, Venezuela, y en otros lares.
Asentado así en Independencia, se inició la etapa de aprendizaje de los noveles periodistas, muy jóvenes casi todos y sin ninguna experiencia, seleccionados, eso sí, por su nivel cultural e integración revolucionaria, y con grandes deseos de cumplir la misión encomendada. Charlas, conferencias y seminarios sobre técnica periodística y fotografía, entre otros, matizaban el ambiente, junto a la búsqueda noticias, que se publicaban en la radio local (Ciego y Morón).
El entusiasmo no tenía límites. Anécdotas sobran, como la de dos compañeros —periodista y fotógrafo— que, por iniciativa propia se fueron en taxi hasta Turiguanó a hacer un reportaje y viraron con las manos vacías porque no encontraron al director de la empresa; o como la de la compañera que un buen día llegó a la redacción, pidió prestado un texto de Técnica periodística y, a la semana, solicitaba que le preguntaran sobre cualquier aspecto de esta difícil profesión.
Nada, que así nos formamos entonces, aunque más tarde la universidad nos recibía con los brazos abiertos. A la vez, los futuros operarios del taller adquirían conocimientos en otras provincias…
* Publicada en Invasor, el sábado, 9 de abril de 1994.