Los bárbaros todo lo confían a la fuerza y la violencia

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Miles de avileños marcharon contra el holocausto israelí en la Franja de Gaza

 

Marchamos contra el holocausto al pueblo palestino, porque hoy es la franja de Gaza, pero mañana pudiera ser cualquiera otra parte del mundo, al que seguramente las hordas sionistas, como las  imperiales, llamarán un «oscuro rincón del».

El pasado viernes, en la provincia de Ciego de Ávila, realizaron matutinos especiales en todos los colectivos laborales para explicar los objetivos de la jornada y coordinar iniciativas que denuncien la barbarie contra civiles inocentes en la Franja de Gaza y exijan el derecho a la paz y la libertad; los estudiantes hasta sexto grado participarán con sus familias, en tanto los de las restantes enseñanzas lo harán con sus respectivas escuelas.

El momento fue propicio, también, para la condena enérgica al terrorismo del cual ha sido víctima en más de una ocasión el propio pueblo cubano.

Palestina en el rostro y el corazón de una cubana

La jornada se extendió hasta este sábado, en que miles de avileños marcharon por la plaza Máximo Gómez Báez en franca condena contra la barbarie que Israel comete en Palestina.

Como parte del genocidio de personas que mueren bajo las balas y el bombardeo, la mayoría niños y mujeres, ahora se sabe del último horror que, ante tanto odio sionista, pudiera ser hoy mismo. El cercano jueves pasado las embestidas cerca de los campos de refugiados en el centro de la devastada Franja de Gaza ocasionó más de 100 muertos y volvieron a estar en el centro de los asesinatos los niños, las mujeres y los ancianos.

El hecho pone de relieve que el objetivo del gobierno de Benjamín Netanyahu es borrar de la franja todo vestigio palestino, incluidos a niños indefensos que mañana pudieran convertirse enluchadores por la libertad de su pueblo.

El ejército de Israel disparó contra una multitud que recogía comida y al mismo tiempo tiene el cinismo de calificar el hecho de «tragedia» y solo se refiere a «una avalancha y atropellos por parte de conductores gazatíes».

Por eso Cuba, la isla más irredenta del mundo, marchó, toda, contra la invasión y las atrocidades ocasionadas, mientras multitudes estiran las manos desesperadas en la búsqueda de alimentos.

¡Qué importa a Israel que crezca el número de países que se oponen al baño de sangre!, si un todopoderoso tiene el poder del veto en las Naciones Unidos (ONU), aun cuando se sabe que la solución más adecuada es crear un Estado independiente en las fronteras anteriores a la Guerra de los Seis Días, de 1967, con capital en Jerusalén Este, de acuerdo con las resoluciones de la propia ONU.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) calificó la situación en el territorio de «baño de sangre», y citó el caso de un niño de nueve años, Ahmed, que agonizaba en el suelo del centro tras sufrir terribles heridas por una explosión cuando cruzaba la calle cerca de Nuseirat.

Avileña escucha el himno nacional de Palestina

«Hemos visto niños, mujeres, jóvenes, ancianos, gente desangrándose, esperando la muerte; es una carnicería». Contra esa y otras escenas, contra el dominio sionista e imperial, marchó Cuba entera.