«Para hacer una zafra hay que tener agallas de tiburón». Las proféticas palabras de aquel guajiro humilde, en medio del campo, podrían ser reflejo fiel de lo que hacen los trabajadores agroazucareros de Ciego de Ávila por cumplir la presente contienda, algo que será imposible, aunque algunos vean en las matemáticas la posible solución.
Podría compararse con lo que vio Jorge Luis Tapia Fonseca, vice primer ministro, en un recorrido por unidades productoras de caña y centrales del territorio, en los cuales insistió en no desmayar en el propósito de hacer un grano más de azúcar ante las necesidades del país; la urgencia de situar a la ciencia y el pensamiento económico en el centro de las discusiones de los colectivos y como método de trabajo que enrumbe la zafra avileña.
Por esa razón, más que tomarles el pulso a las fallas en los procesos fabriles o la insuficiente presencia de la materia prima en los cañaverales, el alto dirigente invirtió suficiente tiempo para demostrar lo que puede hacerse en cada lugar, si las visitas de control de los responsables dan lugar a la discusión en los colectivos laborales y propician soluciones a las carencias habituales en un país bloqueado, pero con suficientes reservas para salir adelante.
En diálogo con obreros y cuadros, verificó la necesidad de instrumentar sistemas de trabajo más efectivos, justo cuando un pálido rendimiento industrial, por causa de continuas interrupciones operativas y paradas por roturas, ponen en duda que el central refinería Ecuador, único en operaciones en el territorio, entregue los volúmenes previstos del llamado oro dulce.
Si los desperfectos en el eje del rotor de la Bioeléctrica malograron el inicio de la zafra en el Ciro Redondo, los reiterados problemas con la junta del domo de la caldera No. 1 del Ecuador se inscriben entre las dificultades por resolver para estabilizar la molida, aunque muchas veces la solución de los problemas depende más de los hombres que de los recursos.
Con esa misma perspectiva de trabajo, el Vice primer ministro, según el semanario Invasor, también sacó cuentas claras en la cpa 21 de septiembre, del municipio de Primero de Enero, en compañía de las autoridades del territorio, y apreció debilidades al pie del surco, que desmotivan a los obreros, e impiden ingresos cuantiosos que, mediante el pago por resultados, afianzarían en el sentido de pertenencia, en los lugares donde los indicadores de eficiencia marchan distantes de las posibilidades reales.
Si alguna buena notica hubo es que, en un breve plazo, entrará en acción el central Primero de Enero, hasta ahora de retén, pero obligado a entrar en acción ante el difícil momento por el que atraviesa la zafra avileña. ¿El propósito? Aportar, al menos 8 000 toneladas métricas del crudo, para engordar en algo el plan de la provincia.