La pareja de emigrados que solo estuvo unas horas en el Consejo Popular Florencia, la comida familiar; la paciente cero, joven de 18 años confirmada de estar contagiada el 2 de abril pasado, que después estuvo en Limpios Grandes, donde vive su familia; los 11 casos positivos de un tirón; la crítica oportuna del presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez, fueron hechos que trascendieron las fronteras y se apoderaron de la historia de Florencia.
«Aquella crítica de nuestro presidente fue justa, muy justa, porque algunos pobladores cometieron un acto de indisciplina y no tuvieron percepción de riesgo. La asumimos también como una crítica a las máximas autoridades del territorio», comenta Yarelys Pita Ruiz, una gobernadora que habla sin tomar pausa y que, por aquellos días, con los ojos llorosos, no dejaba de preguntarse una y otra vez: ¿Por qué Florencia?
Las lecciones son páginas, episodios que aparecen y desaparecen. Y hoy, el municipio, especialmente las comunidades de Limpios Grandes y Micro Uno, donde aparecieron los primeros eventos, enmendaron con creces toda crítica, sin olvidar que Florencia puede ser cualquier pueblo de la provincia o de Cuba.
Salido de la cuarentena a golpe de esfuerzo, disciplina y trabajo, mucho trabajo, las historias se cuentan a borbotones.
Historias de muchos
Son vecinas de toda la vida, a la distancia de una calle por el medio. Solo que desde hace casi un mes no se hablaban, ni se veían en el portal. Cada una sentía el aplauso de la otra, a las nueve de la noche, hora en que Cuba toda hace una parada y le dedica palmas a los médicos y paramédicos que luchan contra la Covid-19.
Arminda Castillo vive en lo que fue la zona verde; Nélida Herrera, en la roja, limitada de movimiento y solo podía acercarse al ambiente de la calle a través de la ventana que da al portal.
Este ocho de mayo, cuando las autoridades del país y la provincia levantaron la cuarentena al Micro 1 (también a Limpios Grandes), ambas intercambiaron palabras y hubieran querido abrazarse, como los hacen los vecinos en cualquier parte de esta Isla, pero ellas sobrepasan los 60 años de edad y no pueden perder la cordura. «Habrá tiempo para festejar», afirma Arminda.
Cercana a las viviendas de ambas se encontraba la entrada principal a la zona roja, con prohibiciones de entrada y salida. Incluso, el tractor y la carreta con productos del agro que acopio llevaba al Micro Uno debía esperar por el trasbordo hacia el camión que estaba a tiempo completo del lado de allá, donde no faltaron el alimento y los artículos de primera necesidad.
Otra historia la vivieron Arquímedes y Osvaldo, padre e hijo. A través de la cinta amarilla y negra que delimitaba una zona de la otra, donde se veían a distancia, como exigen los protocolos médicos.
Arquímedes, de 78 años, como «gato enjaula’o», solía preguntarle por la vaca Azucena; Osvaldo le contestaba que casi no se dejaba ordeñar y ni leche estaba dando, al parecer, acostumbrada a las manos del padre.
Pedro Gustavo Galdona Melo, más conocido en la comunidad por Galdona, refiere que en el Micro Uno festejaron el Primero de mayo y la gente salió a los balcones a cantar el himno. Quiso felicitar a través de Granma a la gente de su pueblo, al personal de la salud y a las fuerzas del Minint por mantener el orden y la disciplina ciudadana.
Entre los gestos generosos también destacan el de muchos campesinos de los alrededores, que donaron sus producciones para reforzar la alimentación, o de los activistas de los CDR, encargados de distribuir, casa por casa, cuanto llegaba a la bodega, para evitar las aglomeraciones.
Sin resentimientos
Yenni Carvajal Jiménez, presidente del Consejo de Defensa Municipal, explica que haber salido de la cuarentena es el resultado del actuar responsable y disciplinado de los más de 1 000 habitantes de Micro Uno y los 139 de Limpios Grandes, sin que se diera algún evento de otra índole.
«Ganamos mucho con el aislamiento de ambas comunidades y de las personas en sus respectivas viviendas y por eso cerramos la etapa de cuarentena en la fecha indicada. Esto no quiere decir que bajemos la guardia y nos descuidemos. Eso no va a suceder».
Florencia tiene historia propia, como ser el primer pueblo de la antigua provincia de Camagüey liberado por fuerzas del Ejército Rebelde, al mando de Camilo, el 14 de diciembre de 1958; o también ser el primer territorio en Cuba en ganar la Batalla por el sexto grado, y el segundo en vencer la del noveno.
Si bien reconocen que la crítica del presidente cubano, aunque justa, dolió, allí no olvidan las palabras del líder, cuando a finales de julio de 2018, en visita de trabajo, calificó al pueblo Florenciano de «noble, educado, trabajador y muy disciplinado». Así que no tiene por qué haber resentimientos.