Covid-19 en Cuba: A paso lento también se suben las curvas

Imprimir
Inicio desactivadoInicio desactivadoInicio desactivadoInicio desactivadoInicio desactivado
 
Valoración:
( 0 Rating )

Nota 52 Covid-19 en Ciego de Ávila

Siete días y siete casos. Si fuéramos a decirlo con los promedios que equilibran los números todos los días de viernes a viernes, hubieran sido iguales…pero no. No lo fueron, y las noticias que caían a cuentagotas nos iban dejando cada vez más clara la última sentencia del resumen anterior: “seguimos buscando confirmados, solo que no han aparecido… esta semana”.

Pues ahora que los encontramos y salimos de nuestra recta de ceros comenzamos nuevamente el ascenso a una curva de contagios que no por subirse a paso lento deja de ser empinada o peligrosa. El peor ejemplo (o el mejor) es el caso del avileño confirmado que se reportara el jueves sin poder precisar su fuente de infección y del que sabemos que reside en el área Norte de la ciudad cabecera y sus nueve contactos inciales, lea bien, i-ni-cia-les, ya fueron llevados a centros de aislamiento para su estudio. No sabemos cuántos sumará en lo adelante.

Y como si no bastara, el miércoles apareció otro positivo que sí tenía precisada la fuente: paradójicamente provenía de Turiguanó, una zona en cuarentena de donde, se suponía, no siguieran llegando confirmados tanto tiempo después porque, se suponía, que las medidas allí y las actitudes, hubiesen surtido efecto. El misterio de Turiguanó, un texto con interrogantes de Sayli Sosa y publicado en nuestro diario digital, se preguntaba no poco, al respecto.

Cuando uno de sus residentes lo leía aportaba posibles respuestas. “Aquí la gente anda en la calle a toda hora, haciendo cola para pan, para viandas, para sacar mandados, porque el Consejo de Defensa no puede llegar a la casa de todas las familias en la Isla”, nos decía, vía Internet.

Ahora las tensiones vuelven a desplazarse, con los dos casos de este viernes, al Norte de la provincia, si bien el evento de trasmisión del Plan Hortícola ya cerró y el de Florencia decretó también el fin de su cuerentena; todo indica que a Turiguanó le tomará más tiempo, mientras el Sur venezolano, Florencia, Chambas, Bolivia, Majagua y Baraguá exhiben a todos sus pacientes de alta. En apariencias, solo Ciego de Ávila y Morón ascienden la curva de complicaciones con 8 ingresados hasta hoy. Sin embargo, ya sabemos que la calma tiene apariencias… y que las apariencias engañan.

Si las ilustramos con cifras, Yeline Ruiz Betancourt, jefa del Departamento Provincial de Promoción de Salud y Prevención de Enfermedades, podría asegurarnos que el número de contactos asintomáticos estudiados en el territorio es más del doble de los sospechosos testeados, y este jueves llegaban a 1 005. Más de 2 000 personas muestreadas, incluso sin aparentar nada, nos sigue corroborando que al rango de búsquedas ha sido amplio para encontrar los 89 confirmados que tenemos hoy. Pero al mismo tiempo nos sigue diciendo que sin las medidas de contención y restricción, los enfermos asintomáticos que puedan estar en la calle nos exponen sin saberlo y, a veces, no tanto sin quererlo.

Más de la mitad de nuestros 89 confirmados fueron asintomáticos y, precisamente por ello, la prevención ha estado obligada a un trabajo exhaustivo con sospechosos y sus contactos. La rutina ha llegado a los extremos… para bien: infecciones respiratorias o casos con sospechas son considerados focos hasta tanto no se confirme o negativice, de ahí que permanezcan abiertos 16 controles de foco, aun cuando tengamos solo 8 casos activos.

Quizás esa idea feliz de supervivencia, pudiera estar incidiendo en la bajísima percepción de riesgo que ¿adoptan? algunos ante la oferta de cualquier producto, dando a entender casi que la necesidad de comprar es paralela a la de arremolinarse. Justo el miércoles el doctor Francisco Durán, director nacional de Epidemiología, del Ministerio de Salud Pública, decía que estaba en nuestras manos evitar el ascenso en la curva de contagios. Ese día Invasor reflejaba la ironía de que algunos “destruyeran con los pies (al salir) lo que otros construían con las manos”.

Algunas zonas o sucesos en Cuba lo ilustraban, a pesar de que durante seis días de esta semana las altas fueron superiores a los casos confirmados y este viernes los 12 positivos significaron el menor número en un día, desde el 25 de marzo. Y es que tuvimos el mayor evento de trasmisión de la Isla en un centro para deambulantes de la capital, con más de 80 confirmados. Se abrió un evento en el municipio habanero de San Miguel, que tuvo como causa “una fiesta religiosa”. Volvió a ser noticia Villa Clara con un evento de trasmisión, ahora en un centro de trabajo…

Las incidencias de la semana no dan tregua a una calma, sustentada en la baja positividad o en las altas. Que las estadísticas nos indiquen que dejamos atrás el pico previsto para esta primera semana de mayo, no nos exime de producir otro en cualquier momento. Ahí está China con su segunda oleada o rebrote y 10 provincias con eventos de trasmisión declarados y una situación que obligaba a su vocero de Salud a admitir la complejidad.

La propia Organización Mundial de la Salud ha dicho que difícilmente regresemos pronto a la normalidad, por más que el término normal parezca fuera de lugar en un mundo que ya no será igual en lo adelante. Y en medio de eso Cuba, obstinada, intenta hacer frente a esa nueva realidad. El recibimiento de una donación de 100 mil pruebas moleculares de PCR, nos deja claro de qué manera. Combatiendo.

Aquí en Ciego de Ávila lo hacemos a diario, obligados, sobre todo, por la tasa de incidencia que nos traduce el peligro, cada 100 mil habitantes, en 20.46. Importa poco si vamos en el quinto o en el décimo lugar por provincias porque no competimos ni contra nosotros mismos. En todo caso, de haberlo hecho, la victoria se hubiera marcado en no aparecer o en mostrar un descenso irreversible. Y esta semana ya sabemos que no ha sido. Esta tampoco